La historia conserva grandes ejemplos del ascenso y caída de regímenes autoritarios, por más sólidos que parezcan, llevan en sí mismos su propia ruina. Al aferrarse al poder, recurren a abusos cada vez mayores, acelerando su colapso. Venezuela no será la excepción, las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024 representaron un punto de inflexión, ya que, con Edmundo González Urrutia como claro ganador, el régimen de Maduro optó no por el fraude tradicional, sino por la aniquilación total del proceso electoral desconociendo los resultados, marcando el fin de su disfraz democrático y consolidando la imagen de lo que siempre ha sido: ¡Un dictador! El pasado 10 de enero de 2025, Nicolás Maduro ilegítimamente se juramentó sin ninguna base de apoyo popular, solo con la complicidad de su aparato de poder; evolucionaron, lo que en otrora era un sistema basado en el populismo y la manipulación electoral, hoy se reduce a la retención del poder erosionando totalmente la legalidad, un verdadero asalto a la democracia y sus principios. La pregunta nunca fue si Maduro entregaría el poder, sino ¿cuándo y cómo se vería obligado a hacerlo? ¿La oposición pecó de ingenuidad al participar en ese proceso o lo hizo a sabiendas lo que tramaba el régimen, porque necesitaba que se quitaran las caretas definitivamente? sin duda, era necesario desenmascararlos porque a lo largo de la historia, cada dictador que ha llegado a este punto ha firmado sin saberlo, su sentencia de muerte política.
La democracia venezolana desde Chávez ha sido atacada sin piedad, la ilegalidad y el atropello sistemático de derechos se convirtieron en la norma, cerrando todos los caminos democráticos para consolidar una dictadura con las fuerzas armadas y milicias urbanas como brazo de amedrentamiento y terror, esta es la realidad. No obstante, el régimen enfrenta un dilema que ha derrumbado muchas dictaduras: aislamiento internacional, esta vez con razones y evidencias de insuperable peso y resistencia interna firme porque la gente sabe que no ganó ni siquiera en los cuarteles militares.
No es sorpresa la “Convocatoria a Elecciones Regionales”, el régimen trata de proyectar un clima de paz, estrategia gastada y conocida: participan sus aliados directos y también falsos opositores, aquellos que fingen ser adversarios del régimen, pero juegan en su mismo equipo defendiendo cuanta farsa electoral convocan. Forma parte del libreto de las dictaduras, acaso ¿Pinochet y Videla no utilizaron políticos y empresarios para justificar su permanencia en el poder?, estos personajes se fundamentan en frases como, “es mejor participar que quedarse de brazos cruzados” o “no podemos ceder espacios” estas, no son más que excusas recurrentes de quienes no buscan un cambio, sino, preservar sus intereses personales, acceder a financiamiento y mantener relevancia política, contribuyendo así, a perpetuar el control dictatorial. Sobre esto Hannah Arendt enfatizó “los regímenes totalitarios utilizan a estos colaboracionistas para sembrar desconfianza y dividir a la resistencia”, triste futuro político les espera, ejemplos hay de sobra de como terminan siendo desenmascarados y condenados por la sociedad.
A nivel internacional, países como Nicaragua, Cuba, China y Rusia han sido fundamentales para la supervivencia del régimen, proporcionándole recursos y blindaje diplomático, mientras tanto, otras naciones como México, Colombia, Brasil y España han jugado un rol de neutralidad cómplice, permitiendo que el régimen siga operando en un limbo político. Sin embargo, el cerco se estrecha: la presión internacional del resto de países crece y organismos como la OEA, ONU, UE, Corte Interamericana de Derechos Humanos y Corte Penal Internacional acumulan expedientes que agravan su situación. Por otro lado, la forzada migración de más de ocho millones de venezolanos ha creado una diáspora incansable que denuncia a viva voz la crisis humanitaria mientras las sanciones internacionales erosionan las estructuras de financiamiento del régimen.
En el camino se han perdido luchadores, héroes y demócratas a carta cabal, su espíritu de lucha fortalece e inspira a los que aquí seguimos y entre tantos nombres de hombres, mujeres y jóvenes que han desafiado al régimen destaca una mujer que con valentía inquebrantable encarna la lucha por la libertad: María Corina Machado, icono indudable de resistencia y esperanza. Su liderazgo, determinación y transparencia ha sido clave para articular a millones de venezolanos a pesar de la represión implacable del gobierno, ella ha marcado el camino, la ruta, quizás sin tener todas las respuestas, pero sabiendo que la transición no es un sueño utópico si se construye con cada acto de resistencia, con cada voz que se niega a ser silenciada, con cada aporte en nombre de la libertad, yo sí creo que Venezuela está más cerca que nunca de recuperar su democracia, el mundo mira firme nuestra lucha, Maduro ha cruzado todas las líneas rojas, ya solo depende de la represión.
La historia de las dictaduras ha demostrado que su agonía es un proceso complejo, donde su desenlace, el ¿cuándo? y el ¿cómo?, están determinados por la persistencia, la organización social, la presión internacional y la unidad del pueblo. Así como hoy arde nuestra llama de libertad, que ardan también las voces y luchas de todos los pueblos oprimidos, que sean imparables como un aguacero que no cesa… ¡hasta el final!
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